martes, 23 de septiembre de 2014

Agua.

 Consigo abrir los ojos,
no sé donde estoy.

 Miro a mi alrededor
y no veo nada,
todo está borroso
y los ojos me arden.

 Intento respirar
pero no puedo,
empiezo a mover las manos exageramente
y tan solo escucho el sonido del agua,
me doy cuenta,
estoy rodeada de agua,
me agobio
al no poder respirar,
aguanto la respiración
y cuando me estoy quedando ya dormida
me relajo,
comienzo a poder respirar,
si me mantengo tranquila puedo.

 Estoy asustada,
no sé que hacer para salir de aquí,
me recorro todos los alrededores
nadando lo que me permite mi escasa fuerza.
 No puedo,
no soy capaz,
necesito a alguien que me saque de aquí,
sola no voy a poder,
así que me doy por vencida,
mi peso hace que descienda hasta el fondo,
choco contra el límite,
comienzo a llorar
y siento que las lágrimas me ahogan,
sí, puedo respirar bajo el agua
pero no puedo soportar mi propio llanto.

 Es inútil seguir hacia delante,
la respiración se me entrecorta,
los latidos parecen ir más lentos
y justo cuando los ojos se me cierran
veo una luz
"aún puedes continuar"
es un chico moreno al que nunca he visto,
pero lo creo,
¿por qué no?

 Con mucho esfuerzo vuelvo a abrir los ojos,
alzo la cabeza y miro hacia la superficie,
me impulso nuevamente
y nado con todas mis fuerzas hacia arriba
notando el agua irritándome los ojos,
los cierro,
no me voy a detener por ello.

 Tras un rato en el que continúo nadando
noto que no tengo más fuerzas
doy un impulso
y salgo a la superficie,
respiro profundamente
sintiendo como mis pulmones se abren.

 Miro a mi alrededor,
nunca he estado aquí
y cuando me doy la vuelta
lo veo,
sonríe.
"te lo dije, podías hacerlo"

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