viernes, 14 de noviembre de 2014

Ese roto no puede ser ya cosido.

 Hubiera preferido despertarme
con la habitación hecha un desastre,
con la ropa tirada por el suelo
y la luz dañándome los ojos,
no en esta habitación
con las ojeras marcadas
y el rostro sin vida,
ojalá con la memoria perdida,
me da igual el motivo
pero sin pensamientos que me atormenten
y lejos de aquí, muy lejos,
contigo o sin tu recuerdo,
pero sin manchas en la almohada
ni rotos pendientes por arreglar
porque lo peor no es estar aquí sola,
ni siquiera morir,
sino sentirse muerta por dentro
porque cuando un plato,
un jarrón o un cristal
caen al suelo el sonido es incluso ensordecedor,
los cristales inundan la superficie,
pero cuando a alguien se le rompe el corazón
os aseguro que nadie se da cuenta
y que el dolor es insoportable,
que produce un dolor sin explicación,
todo se comienza a desmoronar,
el continuo zumbido de la cabeza
se hace aún más intenso,
y aún más cuando sabes
que ese roto no puede ser ya cosido,
cuando lo has hecho una y otra vez
y nunca termina de estar totalmente sanado.