domingo, 26 de octubre de 2014

Anclas

 Hasta que comprendes
que tu único salvavidas
eres tú
pero estás tan pinchado
que te hundes de nuevo,
y si la solución fuese
ponerse un parche
a mí no me cabrían más
porque soy más errores
que persona.

 Llega un punto
en el que aprendes
a vivir sujeta a un ancla
cuando comprendes
que hay pesos
de los que no nos libramos,
llamarlos pesos,
errores,
cicatrices
o mencionar a mi puta cobardía
incapaz de cortar esta cuerda,
pero reconozco que cuando llevas mucho tiempo así
llega un punto en el que te acostumbras
a la respiración entrecortada bajo el agua,
a llorar sin que se noten las lágrimas
y aceptas que hay personas
condenadas a no ser felices
a las que lo que las rodean
les impiden poder gritar
porque entonces

se ahogarían con su propio peso.

jueves, 23 de octubre de 2014

Páginas en blanco que oscurecen mi futuro.

 Miro las estanterías
y veo que están repletas de recuerdos,
de ti,
de mí,
de ambos.

 Álbumes que me muestran recuerdos que no volverán a ocurrir
y libros que aguardan una continuación que no llegará.

 Momentos vividos
que se unen a momentos por vivir.

 Libros que en todas
y cada una de sus páginas
estás tú,
escrito con letra bonita
o tachado por la rabia.

 Libros con páginas en blanco
que oscurecen mi futuro.

 No sé qué hacer.

 Me dijeron que a veces
para ver mejor las cosas
hay que dar unos pasos atrás
y contemplar el mapa
con mayor campo de visión,
eso hice,
pero me topé de espaldas con la pared
y volví a recaer.

 Así que nuevamente
no sé qué hacer,
eras tú
mi mapa,
mi brújula
mi puto norte
situado en el sur.

 Ahora me saturo
entre libros,
historias,
nuestras historias
que con ellas, su final

acabó conmigo.

lunes, 6 de octubre de 2014

Nubes.

 Aquel día el cielo me acompañaba,
me representaba
a la perfección,
estaba oscuro
y lleno de nubes,
esperando a una última corriente
que hiciera vertir todo el agua acumulada,
ganas de liberarse,
de dejar de estar presas,
de inundar la ciudad
con su propio dolor,
de hacer saber lo que pasa en el interior
de una nube
que pese a parecer débil
esconde su fuerza interior
sosteniendo todo el agua que puede
hasta que el peso la vence
y se derrumba sin tregua,
sólo entonces la gente se da cuenta de lo que ha pasado,
de que acaba de explotar,
pero no se dan cuenta de todo lo soportado antes,
de las fuerzas sacadas para contener el agua
queriendo que la ciudad se vea con la belleza de París,
y no hundida bajo las lágrimas como Venecia.