(2)
Quítate,
esa capa de héroe,
déjame verte al desnudo
con tus miedos
y tu forma de ser tan tuya,
déjame verte en tus mejores días
pero aún más cuando
no recuerdes que haces aquí,
déjame quitarte
todo aquello que no quieras.
Quítate,
toda máscara oscura
que ocultas al resto del mundo
y déjame ser alguna de esas máscaras
que se transformen en secretos
solo tuyos y míos,
nuestros,
quítate todo eso...
pero no te vayas de mi lado.
Brújula averiada
Bienvenidos a mi blog, espero que disfruteis tanto como yo de cada letra. tw: @marittavm
martes, 1 de noviembre de 2016
Déjame
(1)
Déjame
tirarme en la piscina
de tus ojos,
surcar los cuatro mares
y buscar en cada isla
hasta lograr tenerte a tí de tesoro,
ni oro ni diamantes
eres tú y tu (forma de) ser
lo que le da sentido a mi navío,
eres tú...
con tu sol y tu luna,
tus idas y venidas
quien le da sentido
a este horizonte
tan tuyo y mío.
Deja que seas
toda la luz que me ilumine,
déjame ser la lámpara
de la mesita de noche
en cada puesta de sol en vela
que cubre todo silencio vacío.
Déjame
tirarme en la piscina
de tus ojos,
surcar los cuatro mares
y buscar en cada isla
hasta lograr tenerte a tí de tesoro,
ni oro ni diamantes
eres tú y tu (forma de) ser
lo que le da sentido a mi navío,
eres tú...
con tu sol y tu luna,
tus idas y venidas
quien le da sentido
a este horizonte
tan tuyo y mío.
Deja que seas
toda la luz que me ilumine,
déjame ser la lámpara
de la mesita de noche
en cada puesta de sol en vela
que cubre todo silencio vacío.
Tenía que decírtelo
De tu piel nacen flores
que luchan por matar la primavera.
Los cerezos bañan las calles
y te observan atentos desde el suelo.
Hueles a rosas,
tienes los colores de los tulipanes,
representas la elegancia de los claveles...
Te envuelves entre un manto de hierba
pero sobresales a la llamada del Sol.
Hoy tú representas la luz
y a tu alrededor solo hay materia dispersa,
sin embargo ningún agujero negro
te consigue de trofeo,
sino que te mantienes inmune
entre una galaxia
en la cual tú formas el astro principal.
que luchan por matar la primavera.
Los cerezos bañan las calles
y te observan atentos desde el suelo.
Hueles a rosas,
tienes los colores de los tulipanes,
representas la elegancia de los claveles...
Te envuelves entre un manto de hierba
pero sobresales a la llamada del Sol.
Hoy tú representas la luz
y a tu alrededor solo hay materia dispersa,
sin embargo ningún agujero negro
te consigue de trofeo,
sino que te mantienes inmune
entre una galaxia
en la cual tú formas el astro principal.
Tu piel
Te veo durmiendo todas las noches,
te mueves intranquilo en mitad de la cama,
murmuras en sueños
cosas que no entiendo.
Afuera hace frío,
llueve,
hay relámpagos,
la tormenta no apacigua.
De tu piel afloran miedos
y yo necesito su polen.
No consigo ver las pesadillas
que se reflejan en tu ser.
Ansío saber más cosas,
tengo tanta sed que abro la ventana,
quiero sentir el agua sobre mí.
Me giro,
ahora veo mejor tu rostro.
Un relámpago...
consigo ver tus alas.
te mueves intranquilo en mitad de la cama,
murmuras en sueños
cosas que no entiendo.
Afuera hace frío,
llueve,
hay relámpagos,
la tormenta no apacigua.
De tu piel afloran miedos
y yo necesito su polen.
No consigo ver las pesadillas
que se reflejan en tu ser.
Ansío saber más cosas,
tengo tanta sed que abro la ventana,
quiero sentir el agua sobre mí.
Me giro,
ahora veo mejor tu rostro.
Un relámpago...
consigo ver tus alas.
lunes, 6 de junio de 2016
Premio relato de tema libre
¡Hola de nuevo! Os traigo otro relato con el que gané este fin de semana el segundo premio entre los participantes de mi barrio y otros cercanos. Espero que os guste.
El sol se pone y las
estrellas acuden a su entierro al paso que el rugir de las olas
dictan. Cae la noche y todo aquello que teme a la luz acude a la
oscuridad que calma sus nervios.
No hay ruido, no al menos
controlable por los humanos y, mientras la oscuridad se pronuncia más
y más, una sirena se alza entre las aguas.
Sabe que no debe
acercarse a la orilla pues con cada centímetro se pronuncia su
peligro, pero aún más peligro ve en dejar que su corazón se
enfríe...
Noche tras noche deja que
el destino sea quien maneje su futuro, pues sabe que en tierra firme
no todos serían capaces de saber que algo dentro de ella late y
tiene conciencia. Pero las cosas cambian si entre el peligro logras
ver aquello que necesitas.
Tras horas consigue
divisar esa playa de arenas claras. Deja sobresalir la cabeza encima
del agua y que la luz de la luna llena bañe sus largos cabellos... y
allí está él, a tan solo unos pocos metros.
Todo cobra sentido, el
peligro parece alejarse a pasos grandes y ello hace que pese a estar
cansada consiga nadar aún más rápido.
Él comienza a adentrarse
en las aguas cristalinas con los pantalones remangados y su pelo
negro revuelto. Poco a poco consiguen estar más cerca. La piel de él
se eriza, las escamas de ella también y ambos mantienen la mirada
fija en el otro. Polos opuestos que la naturaleza ha decidido crear o
barreras que se interponen a modo de pruebas...
La mano de él avanza con
timidez hasta posarse en la mejilla de ella. Tactos distintos, pieles
diferentes que forman un único corazón.
A veces hay seres que no
necesitan un mismo idioma para comunicarse, pero hablar no tiene que
ser necesario para ello.
La noche los abraza,
aquella playa muda guarda su secreto mientras ellos se sienten por un
momento del mismo mundo.
La sirena tiende su mano
y sobre ella se encuentra una caracola hueca de color blanco.
<<Así lograrás
escuchar el lugar del que provengo cuando el ruido de tu mundo no te
deje escuchar al corazón>>. Piensa ella, pero sus labios
no se despegan.
Él coge la caracola con
decisión y se la acerca al oído mientras su boca da paso a una
cálida sonrisa.
Los tímidos rayos del
sol irrumpen a ambos; es la hora de volver.
Se miran, y los ojos del
chico buscan la respuesta que cada noche trata de averiguar, ella
asiente y al instante se da la vuelta para sumergirse en el agua y
alejarse de la orilla.
Una lágrima de él
avanza por su rostro y se acaba fundiendo entre el resto de las
gotas.
Y una vez más los metros
se empiezan a hacer cada vez más y más hasta convertirse en
kilómetros que disminuyen el peligro y hacen resurgir el vacío de
dos corazones que han nacido en medios equivocados.
Premio microrrelato en memoria de Cervantes
¡Buenas! No sé hasta que punto esto os puede resultar de interés, pero hace aproximadamente un mes presenté este microrrelato a un concurso a nivel de Málaga provincia y pueblos y resultó ser uno de los dos ganadores en la categoría de alumnos de bachillerato y ciclos.
En cuanto a las bases el relato debía de tener un máximo de 100 palabras y contener alusión a Cervantes o a sus personajes cervantinos.
En este caso el relato consiste en una conversación entre dos molinos. No es nada del otro mundo pero aquí está.
—Ese hidalgo... ¡menos buscar en libros como ser un caballero y más trabajar para lograr ser un honrado campesino!
—Desde luego, está hecho todo un holgazán. ¡Vergüenza le tendría que dar tener así al bonachón de Sancho —comenzó a decir—. Además, ayer tan solo consiguió atenuar nuestras blancas paredes sin haber mediado con nosotros palabra alguna.
—Miedo me da el momento en el que el amo nos vea así... ¿pensará que la calidad de nuestro trigo ha empeorado? —preguntó preocupado.
—Lo dudo mucho fiel compañero, pues nosotros no tenemos forma alguna de defendernos.
—Cierto es...
—¡Alerta! ¡Cállate! ¡Que ahí viene de nuevo cabalgando!
—¡De acuerdo, detén las astas! Trata de no moverte y no se detendrá en nosotros...
martes, 21 de julio de 2015
Fin en Gran Vía
Estoy sentada
en la ventana de un octavo piso con vistas a Gran Vía, ni siquiera sé que hago
aquí. Mi única compañía es la luna que baña, lejana, el oscuro cielo. Por la
carretera no paran de circular coches, seguramente a esa altura el desgaste de
las gomas de las ruedas contra el suelo es sumamente desagradable.
Se supone que
la única luz que tendría que haber debería ser la de la luna y, sin embargo,
hay tantas luces que esto parece un bar de copas; farolas, intermitentes y
focos no cesan de alumbrar la noche y por el contrario, nadie camina por la
calzada.
Bajo hasta
tocar el suelo con los pies y camino por el borde de la calzada expulsando
nubes de vaho que se funden entre el frío, la noche continúa oscura al igual
que yo, pues desde hace un tiempo no encuentro la luz que me guíe y me salve
del frío y la soledad.
Continúo
caminando, no me preocupa hacia donde, ni siquiera el tiempo o las altas horas
de la madrugada que son, solamente me preocupo por no caerme y sostenerme así
por las escasas fuerzas que a duras penas logran mantenerme en pie.
De repente por
la carretera pasa rápidamente una ambulancia que hace que me retumben los oídos
y la luz casi me cegue, casi caigo contra la calzada pues si hubiera estendido
un brazo estoy segura de que podría haberla tocado, por un momento me pregunto
quien es el culpable de hacer que la ambulancia tenga tanta prisa, me pregunto
quién permanecerá tumbado en el interior de ella, me pregunto por si estará
bien, por si se recuperará pronto pero
caigo en la cuenta de lo absurdo que resulta preguntarme por alguien que sé que
nuca conoceré y, la verdad, ya me gustaría tener a mi a alguien que se pregunte
por como estoy, alguien que me tienda la mano, alguien que me acaricie la cara
y me diga entre susurros que todo irá bien.
Sacudo la
cabeza como tratando así de borrar los pensamientos que llevan tiempo alojados
en mi mente, que inútil, que inútil preocuparse por alguien a quien no conozco
mientras gente que tengo a mi lado no mueve un dedo por mí, menuda inútil soy.
Tuerzo la
cabeza, una vez más, porque sonará muy irónico pero últimamente reparo mucho
más en el pasado que en el futuro o en lo que ahora soy, tuerzo la cabeza y
solo soy capaz de escuchar más ruido, más sirenas, más sonidos ensordecedores
que luchan por ahogarme de nuevo en la más profunda agonía.
Vuelvo por
donde he venido, siguiendo mis pasos a ras de la carretera con solamente la
compañía de los latidos de mi corazón que se aceleran por momentos.
Finalmente
llego, llego al lugar de donde procedían los ruidos y reparo en una ambulancia,
inconscientemente se me coge un nudo en el pecho, tomo aire y trato
tranquilizarme expulsándolo lentamente antes de coger las fuerzas necesarias
para mirar lo que hay sobre el frío suelo bañado por la humedad.
Cuando por fin
me concentro y consigo enfocar mis ojos descubro lo que hay, sobre el suelo una
manta brillante yace ocultando un bulto del tamaño de una persona tal y como
sale en las películas, a su alrededor, personas que hablan en voz baja, médicos
que descansan apoyados en la ambulancia sin poder hacer nada, miro para arriba,
solo una última vez más y veo la ventana de mi habitación abierta.
Me pongo la
mano en el pecho entre la gente ya que nadie ha reparado en que estoy aquí de
pie, no late.
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